Todo el mundo ha oído alguna vez esto sobre los estudiantes: “Si están interesados, es más fácil manejarlos”. Y aunque nos parezca una tontería, esta es la pura verdad. A pesar de esto, también necesitamos reglas, rutinas, confianza y participación de los alumnos para que la clase se desarrolle de manera fluida y efectiva. Pero no te preocupes, porque en este artículo te vamos a presentar una serie de consejos y recursos útiles con estudiantes de todas las edades.
1- Crea una comunidad
El hecho de establecer unas relaciones de afecto con y entre los alumnos es la base para un buen manejo de la clase. Esto se puede conseguir mediante algunas actividades interesantes que les ayuden a conocerse entre ellos. Como consecuencia, conocerse entre ellos traerá más empatía y comprensión y, por último, relaciones de afecto, que se plasmará con mucho menos conflicto en clase.
2- Crea un ambiente seguro, agradable y disciplinado en la clase
Un entorno físico adecuado ayuda a crear una comunidad de aprendizaje positiva. Cuando los alumnos entran a su clase, necesitan verse reflejados. Sus proyectos y trabajos escritos deberían ocupar las paredes, los alumnos deben diseñar su clase y todos los gráficos, instrucciones o cualquier póster permanente, deberían ser escritos por los alumnos; porque cuanto más se reconozcan en el ambiente, más valorados se sentirán.
3- Incluye a los alumnos en la elaboración de reglas, normas, rutinas y consecuencias
Al establecer tanto reglas como rutinas, es esencial que los alumnos puedan dar su opinión. La función del maestro es facilitar y guiar a los estudiantes a través de los pasos para desarrollar contratos sociales. ¿Cuál es el resultado? Los alumnos tendrán el control total en lo que se haya decidido sobre normas, expectativas y consecuencias en la clase.
4- Crea una variedad de canales de comunicación
¿De cuántas maneras diferentes se pueden comunicar los alumnos contigo? Cuantas más opciones tengan, mejor. Así que para mejorar esta comunicación aquí hay algunas ideas para probar:
- Anima a los alumnos a comunicarse contigo por Internet.
- Intenta estar disponible en diferentes momentos del día.
- Coloca un buzón de sugerencias en tu escritorio para que los alumnos puedan dejar notas anónimas.
5- Siempre sé tranquilo, justo y coherente
Un maestro tranquilo, justo y coherente es un maestro en el que se puede confiar. Por esta razón, siempre ten una conducta tranquila y firme, incluso si la cabeza y el corazón te dicen que actúes de otra manera. Aunque no sientas lo mismo por cada alumno, ellos nunca deben saber o darse cuenta de esto. Ser justo significa que todos los alumnos deben seguir las mismas reglas.
Si tienes un día con altibajos, mantén la compostura y no cambies la agenda de ese día o la estructura de la clase. Esto ayuda a que los niños se sientan seguros.
6-Conoce a tus alumnos
“¿Quién soy?” “¿Realmente me conozco?” Pensar en esto te ayuda a conocer y entender mejor
a tus alumnos. Mirando tu propia historia (finanzas, cultura, educación y sexo), podrás reconocer la lente a través de la cual ves a tus estudiantes. Y por consecuencia, puedes llegar a ver con que lente lo ven tus estudiantes y empatizar con ellos.
7- Enfrenta los conflictos rápidamente y con inteligencia
Nunca dejes que un conflicto crezca. Esto significa que deberías asegurarte de abordar un problema que tengas con algún alumno o que haya entre dos alumnos lo más rápido posible, porque los sentimientos negativos —de tu parte o de los estudiantes— pueden empeorar rápidamente. Sobre todo, siempre debes ser neutral en una pelea entre dos alumnos y en el caso de que la pelea sea entre el alumno y tú, nunca debes alterarte.
8- Incorpora rituales positivos en la clase
Es más habitual en los grados de escuela primaria que el día comience con una actividad orientada a establecer un sentido de comunidad, porque empezar bien es importante en todas las edades. Para lograrlo puedes usar actividades como reuniones matutinas para crear un sentimiento de “estamos todos juntos en esto”, pídeles a algunos voluntarios que compartan algo bueno que les haya pasado o que les vaya a suceder y pídeles a los alumnos que digan una palabra que describa cómo se sienten hoy.
9- Mantén el sentido de realidad
Descubre las cosas que les interesan a tus alumnos —tendencias, música, programas de TV y juegos— e incorpóralas mientras les enseñas las habilidades, los conceptos y los conocimientos que necesitan. Es bueno relacionar el aprendizaje con sus vidas siempre que puedas, ya que entonces los alumnos se sienten más interesados en el temario.
10- Trabaja junto con los padres y los tutores
Los maestros sabéis que trabajar en conjunto con los padres no es fácil ni está completamente bajo vuestro control. Regresar la llamada de un maestro puede no ser la prioridad número uno de un padre o tutor. Sin embargo, vale la pena hacer un esfuerzo extra para conectar la casa con la escuela por los beneficios que esto implica para los alumnos, tanto moralmente como académicamente.