El afecto es la base de la salud emocional e intelectual de todo ser humano.
Cuando consigues que tu alumno se sienta querido y comprendido, ya has puesto los mejores cimientos para empezar el proceso de enseñanza
Es importante tener en cuenta los beneficios que aporta para el alumno tener un buen vínculo, tanto en el que se refiere a maestro-alumno, como el de alumno-alumno.
Después de lo que oímos en las noticas sobre lo que pasa en los colegios, peleas, bulling, etc… debemos tener siempre presente, lo que nos dice Haydée Mesa, licenciada en Arte Dramático y especialista en Técnicas Gestálticas, para el sitio Educación 3.0:
Los beneficios de un vínculo afectivo y sano:
- Mejoran la comunicación con el educador y entre el propio alumnado.
- Aportan confianza, seguridad y fortaleza a niños y niñas.
- Fortalecen la autoestima, tanto del educador como del niño. Crean bases seguras para futuros vínculos.
- Ayudan al desarrollo integral del niño: afectivo, social y cognitivo.
Para conseguir una buena relación maestro-alumno, esta debe ser horizontal y no jerárquica. El maestro debe escuchar los argumentos y sentimientos del niño
La autoridad sin afecto no funciona. La influencia sobre el niño debe estar basada en el afecto y no en el miedo. Es necesario que se sienta amado y aceptado, solo así integrará las reglas de conducta, valores y contenidos de manera profunda.
El maestro es modelos de relaciones sociales, y no sólo transmisor de conocimientos.
Lo mismo pasa en la relación alumno-alumno: el maestro debe fomentar el desarrollo de la intimidad a través de la expresión de pensamientos y sentimientos en el grupo.
Es importante cuidar valores como la confianza, el respeto y la tolerancia.
Fuente: Educación 3.0