Referente internacional en el complejo y más que nunca necesario arte de la educación, Fernando es profesor, escritor, divulgador y padre de ocho hijos con los que predica con el ejemplo.
Su prolífico currículum y su frenética actividad profesional hablan de un hombre comprometido con su tiempo, extremadamente inteligente, que pone todo su empeño en reivindicar la necesidad de replantear el sistema educativo imperante para lograr un mundo mejor. La motivación, la crítica positiva, la importancia de las emociones o la atención a la delicada etapa de la adolescencia, son algunas de las claves de su brillante discurso.
¿Dispuestos a aprender cuestiones importantes? ¡Pues adelante!
Eres uno de los mayores expertos en educación del mundo. ¿Qué consejos darías para mejorar el sistema educativo?
Nuestro sistema educativo no logra los objetivos que debiera ni contenta a nadie: es ineficaz y genera infelicidad y frustración a padres, profesorado, alumnado, a la sociedad en general y a las autoridades. Es prioritario cambiarlo y acertar. El rumbo sería:
- Enseñar a leer mejor. En nuestro país se enseña defectuosamente a leer y el resultado podemos comprobarlo en cualquier adulto que lea en público y en el índice de españoles que no leen apenas: el motivo está en que han aprendido a leer con demasiado rozamiento y esfuerzo. Enseñamos tarde y dejamos de enseñarle cuando pronuncia bien: pero leer es mucho más.
- Incorporar asignaturas nuevas (las he concretado en algún escrito en 15 asignaturas nuevas necesarias para una formación eficaz de futuro).
- Priorizar el aprendizaje sobre la evaluación (lo importante en el aula es que el profesor enseñe y el alumno aprenda), no examinar y poner notas para hacer una media.
- Que sea integral: que atienda a todos los componentes del alumno (razón y emoción): la escuela de hoy está volcada tiránicamente sobre el hemisferio cerebral izquierdo (el de la razón, memoria, atención, lógica, orden) y descuida el componente más humano intelectualmente: el del hemisferio derecho (imaginación, síntesis, creatividad, emoción).
- Que se asegure que se enseñan a dar los pasos que conllevan el fin que se busque. Por ejemplo que se asegure que se ha enseñado a estudiar antes de exigir hacerlo más.
- Que el profesorado se gane la autoridad y transmita la pasión de su materia.
- Que el profesor sepa cómo motivarse y motivar a alumnos desmotivados.
- Que los padres no sobreprotejan y entiendan que hay fracasos necesarios para iniciar un verdadero éxito.
- Que la enseñanza sea una experiencia más positiva y satisfactoria para todos, pese al esfuerzo que conlleve a cada uno.
Todo esto reduciría el fracaso escolar a un 2%, recordemos que actualmente está en el 45% en algunas Comunidades Autónomas.
Con una tasa del 45% de fracaso escolar, ¿qué futuro ves al sistema educativo español?
El fracaso se puede convertir en éxito en un solo curso escolar. Pasar de fracaso a éxito es fácil para el ser humano que sabe lo que tiene que hacer exactamente y encuentra quien le acompañe en los primeros pasos hasta los tres primeros éxitos. Seis meses sobran para pasar de siete suspensos a media de sobresaliente, lo compruebo cada año con algunos alumnos.
Pero necesitamos cambiar mucho, sí se dan las circunstancias para poder hacerlo –sabemos cómo funciona el cerebro y el corazón de alumnos, familias y profesorado- nos falta solo que las autoridades, cada familia en su casa y cada docente en su aula, esté dispuesto a poner de su parte por cambiar y cambiar hacia lo que necesitamos.
Para eso el famoso pacto escolar que necesitamos que dure al menos una generación debería reunir a docentes-pedagogos solo: llegaríamos fácilmente a un acuerdo.
Has comentado que el sistema educativo sobrevive por la vocación profesional de determinados profesores. ¿Qué aportan esos profesores?
Pasión, amabilidad, optimismo, confianza, pedagogía, exigencia y transmisión de conocimientos útiles.
¿Cuál es el mejor modo de motivar y estimular a un alumno?
Demostrarle que tenemos un concepto más positivo que negativo de él, que le apreciamos y exigimos, ganarnos la autoridad y demostrarle cariño, y entonces convencerle de que nuestro éxito profesional necesita su éxito escolar, y se subirá al carro. Todo el mundo quiere triunfar y está dispuesto al esfuerzo si sabe –por otro con mayor autoridad- cómo lograrlo de hecho. El esfuerzo nunca es el problema, el problema es dudar que el esfuerzo dé buen resultado.
Recuerdas a menudo que somos animales emocionales y necesitamos menos crítica y más aprobación…
Antiguamente se sabía que el estímulo positivo en educación daba más frutos a la larga y que era parte esencial de la verdadera educación; y que el estímulo negativo, el de los castigos y el miedo, solo funcionaba a corto plazo y que cuando quien ejercía de autoridad no estaba, se desobedecía, por ejemplo.
Pero hoy, esto ha cambiado. Solo cabe ya, incluso a corto plazo, el estímulo positivo. El niño y adolescente de hoy ante el negativo, ante una crítica excesiva se bloquea, se paraliza y no actúa: se hunde o se evade y no consigue hacer nada.
La crítica la necesitamos, la exigencia y la corrección es síntoma de afecto, y así lo interpreta también el adolescente. Pero ha de ser una corrección que evite el bloqueo y dé oxígeno. Para ello necesitamos cumplir con la regla que publiqué hace años en mi libro “Cuatro claves para que tu hijo sea feliz”, la regla del 5 a 1: halagar siempre que podamos para que cuando corrijamos se hayan recibido 5 halagos antes de 1 corrección y entonces todo hijo se pone a ser perfecto, porque ya sabe que creemos que es muy bueno.
Dos de tus libros sobre educación se refieren en su título a Einstein, ¿qué tiene su figura de paradigma?
Varias razones:
- Que era un fracasado hasta los 15 años, incluso para su propia madre.
- Que nos enseña que la genialidad es ser completo. Tenía un cerebro normal, solo que unía muy bien su hemisferio imaginativo, el derecho, y el racional, el izquierdo, porque tuvo la habilidad de, siendo un hombre de letras en su forma de afrontar los problemas, resolver problemas físicos y matemáticos. De ahí su creatividad.
- Que necesitó al menos tres personas para que le consiguieran motivar y sacar lo mejor de él, porque por sí mismo nunca lo hubiera logrado.
- Que supo convertir las contrariedades, por ejemplo un trabajo anodino, en el inicio del éxito, encontrando el tiempo para pensar.
Consideras clave que los alumnos de primaria aprendan bien a leer y escribir, ¿por qué?
Como hemos apuntado ya, en España no se está enseñando bien a leer, solo a pronunciar palabras seguidas. Ni siquiera se ponen de acuerdo los centros educativos en el método que emplear para enseñar a leer (hay hasta 5 diferentes) ni en qué momento (unos empiezan a los 3 años, otros a los 4, otros a los 5 y otros han de aprender incluso a los 6).
Si dedicáramos toda la Primaria a aprender a leer bien, a hablar bien y a escribir bien, no habría apenas suspensos en Secundaria ni en la Universidad.
Entre tus numerosísimas colaboraciones con los medios, dirigiste un consultorio sobre adolescentes durante tres campañas en la radio, ¿qué tal la experiencia?
Me enseñó que la adolescencia es algo desconocido y desaprovechado por la mayoría de las familias. Por ejemplo, pocos saben que ya empieza a los 9 años y acaba a los 40, y que lo que un chico o chica hace de 12 a 19 años lo ha ensayado y aprendido de 3 a 7 años.
Pero me confirmó que la adolescencia, que ya es la vida entera casi, es una etapa maravillosa, fructífera, donde pasan muchos últimos trenes que hay que saber aprovechar. Por eso yo le he dedicado a esta etapa de forma directa tres libros e indirecta todos los demás.
Además de asesor educativo, también eres experto en educación familiar, ¿algunos consejos básicos para los padres que sufren emocionalmente con sus hijos?
- Que no les soluciones los problemas que ellos pueden aprender a solucionar: la hiper-sobreprotección (porque la sobreprotección ya está extendida en todos) es el peor de los males educativos de nuestro tiempo.
- Que sean más positivos que negativos. Que exijan mucho, la excelencia de sus hijos porque valen mucho, al tiempo que demuestren que el concepto que tienen de su hijo es más positivo que negativo.
- Subirles la autoestima diciéndoles dónde ven en el presente los 35 puntos fuertes que tienen.
- Teniendo paciencia y no poniéndose a la altura de los hijos. Los padres han de estar por encima para que el hijo adquiera la confianza y seguridad de la que adolece (el padre debe poner por encima de todos a la madre, esto es lo que mejor funciona y la madre al padre: si hay ambos).
A todas estas, cuando llegas a casa te esperan tus ocho hijos, ¿qué tal aplicas la teoría en la práctica del día a día?
Siempre digo que cuando alguien escriba o hable de educación, mejor que nos enseñe primero a sus hijos. La educación es vida, pura práctica, lo demás, solo palabrería. Es tan importante la educación en el ser humano que sería absurdo que diera consejos y mis hijos estuvieran mal educados: sería un traidor a mis hijos, el peor de los padres posibles y no me lo podría perdonar ni yo ni ellos.
Mis hijos son mejores que yo, en todo: así de sencillo. Pero en educación no cabe la suerte. Mi mujer ha puesto el mayor acierto siempre.
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