La vida estudiantil implica, en muy diversas materias, la necesidad ineludible de memorizar. No siempre es suficiente con comprender y asimilar lo que se nos cuenta, sino que a veces hay que tirar de memoria pura y dura. Para ello, un excelente recurso son las reglas mnemotécnicas: sistemas sencillos que permiten recordar secuencias de datos, nombres o números relacionando palabras, imágenes, etc…
Son estrategias inteligentes que, tras un previo adiestramiento mental, nos ayudan a encontrar los caminos de acceso a la información que se halla retenida en el cuarto oscuro de nuestra memoria. Veamos algunas de las técnicas más eficaces.
Método de las iniciales
Se trata simplemente de asignar a cada una de las palabras que queremos recordar su letra inicial y componer, con todas las iniciales, una palabra clave que nos llevará a recordar todas las palabras. Si el orden de la lista de palabras a recordar no es importante, podemos hacer combinaciones para generar una palabra clave que nos resulte muy sencilla de recordar.
Por ejemplo: MAMA, como recordatorio para cuatro meses del año:
Marzo, Abril, Mayo, Agosto
Método de la historia o el relato
La cuestión es construir una pequeña historia que contenga todas las palabras que debemos memorizar. El orden en este caso nos da igual y lo único importante es que aparezcan todos los elementos a memorizar.
Por ejemplo: Himalaya – Everest – Nepal- 8.848 metros
Relato: Roberto siempre fue un enamorado de las montañas, especialmente de la cordillera del Himalaya. Cuando cumplió 30 años decidió ir a conocer el Everest. Así que se fue a Nepal y pudo contemplar, desde un campo base, el pico más alto del mundo, con sus nada menos que 8.848 metros.
Método de la cadena
Se trata de enlazar los diferentes elementos a memorizar como si formaran una cadena, estableciendo asociaciones de dos en dos, el primero con el segundo, el segundo con el tercero, y así sucesivamente. Un buen recurso es imaginar escenas peculiares en las que intervienen cada pareja de elementos.
Por ejemplo, para memorizar la siguiente lista de la compra, “Huevo, tomate, aguacate, cebolla”, generamos las siguientes relaciones:
1: El color favorito del huevo es el rojo y por eso siempre se hace amigo de su primo el tomate.
2: El tomate disfruta conociendo otros alimentos sabrosos y frescos y sale de marcha con el aguacate.
3: El aguacate disfruta mezclándose con la cebolla cuando se juntan para formar un buen guacamole mejicano.
Método Loci o de los lugares
Este método funciona asociando los elementos que hay que memorizar con lugares físicos con los que estemos muy familiarizados y que tengan un orden determinado. Además, a ser posible, deben ser recorridos ampliables por si hay que memorizar una lista más extensa.
La cuestión es asociar a cada uno de estos lugares uno de los elementos de la lista que se pretende memorizar. Para ello, debes visualizar el lugar y generar en tu mente una asociación aleatoria con el elemento que queramos recordar. Si la asociación es sorprendente o atípica suele ser más fácil porque lo extraño es más fácil de retener que lo corriente.
Este método es reutilizable (a diferencia del método de la cadena y del relato), aunque conviene dejar pasar un tiempo prudencial antes de volver a emplearlo para evitar confusiones. También permite detectar un olvido.
Por ejemplo, puedes utilizar las distintas habitaciones de tu casa para recordar una serie de ciudades españolas.
Recibidor- Barcelona recibe a los turistas que llegan en barco del extranjero.
Salón- Madrid es donde se concentra más gente de diversos orígenes.
Cocina- La oferta gastronómica de San Sebastián, con sus exquisitas tapas, es extraordinaria.
Lavabo- Una de las ciudades más limpias y mejor cuidadas es Valencia.
A partir de ahora ya lo sabéis: una tarea tan poco apetecible como memorizar puede abordarse con éxito mediante las sencillas herramientas que os hemos expuesto. Por vuestra parte, solo hace falta una buena dosis de esfuerzo y paciencia y los resultados llegarán por sí solos.